UN CASO DE USURA
El informe, presentado hace unos meses, analiza los préstamos que ofrecían dieciséis entidades diferentes entre el 15 de agosto y el 15 de noviembre del 2007. Los resultados son desalentadores por lo que respecta al incumplimiento de las normas que garantizan los derechos de los clientes: «Cabe concluir que la legislación que regula la información para la contratación de estos productos existe, pero que ni se cumple ni se hace cumplir por quien debería, en este caso el Banco de España, ya que estas entidades están bajo su supervisión».
Entre las empresas examinadas por los expertos de la asociación figuran algunas tan conocidas como Cofidis, Mediatis, Cetelem y otras dependientes de bancos convencionales como el BBVA, Santander o ABN-Amro.
Esas empresas aún cumplen ciertas reglas, pero otras financieras privadas que se anuncian en los últimos años en los periódicos crecen sin ningún control ni supervisión por parte de las autoridades. Es el caso de Nuevas Vías de Financiación o New Ways, con sede en Dénia y que recientemente ha sido condenada por un juez a devolver a una mujer 5.378 euros porque incurrió en usura al tratar de cobrarle un 120% de interés en seis meses por un préstamo de 6.000 euros. El vicepresidente de Adicae, Fernando Herrero, expresa gráficamente la opinión de esta asociación, sobre esos prestamistas: «Hay que huir de ellos como de la peste».
Falsos ganchos
Adicae desmonta con su informe «uno de los ganchos que utilizan este tipo de productos para atraer a sus clientes»: la supuesta rapidez con que se conceden los créditos. En algunos casos, los plazos para el ingreso del dinero están lejos de las 24 ó 72 horas que se publicitan en los medios de comunicación y llegan a los ocho, doce e incluso dieciocho días.
Otra de las anomalías detectadas es que el derecho de desistimiento que recoge la ley -que permite al consumidor renunciar al contrato siete días después de contratarlo sin ser penalizado- «es pasado por alto» en la información que se ofrece y «solamente se incluye en el contrato en una maraña de cláusulas en letra pequeña».
Muchas veces, tampoco se comunica al prestatario las cargas económicas que asume en realidad, las comisiones y la existencia de productos vinculados al crédito como seguros o tarjetas de crédito, siempre según el estudio de mencionado. La publicidad que realizan es «agresiva», dirigida fundamentalmente «a amas de casa, inmigrantes, parados o pensionistas». Tratan de «desviar la atención del consumidor hacia las cuotas cómodas que se pagarán, la rapidez, la facilidad a la hora de pedir el dinero y la confidencialidad».
Adicae compara seis ofertas de préstamos rápidos de 3.000 euros. Cofidis, Mediatis, Eurocrédito , Dineroexpress, Crediágil y Imagine cobran tasas anuales equivalentes (TAE) de entre el 22 y el 24,85% y sobreprecios que oscilan entre el 47 y el 52%. Es decir, por ese capital inicial cobran en cuotas mensuales cercanas a los cien euros cantidades totales de entre 4.386 y 4.568 euros.
Los clientes deben tener también especial cuidado con algunas cláusulas que la mayoría de las veces no llegan a leer. Algunas, por ejemplo, permiten a la empresa trasladar los datos personales a otras mercantiles no relacionadas con el sector financiero.
Para Adicae, la conclusión principal de su informe es que el consumidor «queda desamparado y debe enfrentarse a tortuosos procedimientos administrativos (cuya resolución además no es vinculante para la entidad)».
En otros casos, ha de recurrir a los juzgados «con los costes y molestias que ello conlleva. Y lo que es peor, cuando se dé cuenta puede que el daño en la economía familiar sea ya difícilmente reparable.»